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AuthorAlex
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Desde 1989, uno de los atractivos turísticos en la zona financiera de Manhattan es la estatua de bronce del «Charging Bull» («El Toro de Wall Street»), considerada por algunos como un símbolo de la…
Desde 1989, uno de los atractivos turísticos en la zona financiera de Manhattan es la estatua de bronce del «Charging Bull» («El Toro de Wall Street»), considerada por algunos como un símbolo de la fuerza y la entereza del mercado bursátil neoyorquino, pero una visitante inesperada vino a hacerle compañía desde hace unas semanas: la estatua «Fearless Girl» (Niña sin miedo), que —con todo y su gesto desafiante— fue colocada junto frente a las astas del bovino.
El nuevo arreglo transformó por completo el significado de una de las obras públicas más conocidas de Nueva York. Algunos dicen que para mal, pero otros quieren que se quede… para siempre.
La estatua de la niña de pelo corto y vestido volando por el viento fue colocada frente al toro a principios de este mes y de inmediato se convirtió en un atractivo turístico y una sensación de internet.
Se suponía que se trataría de una exhibición temporal para alentar a las corporaciones a poner más mujeres en sus directorios. Ahora está recibiendo tanta atención y se ha vuelto tan popular, que se creó una petición en línea para pedir a los funcionarios de la Ciudad de Nueva York que la dejen allí, aunque eso signifique alterar para siempre el significado del toro.
El plazo para retirar a la niña se cumple el 2 de abril.
Después de todo, el toro —de 3,3 metros (11 pies) de altura y 3.200 kilos (7.100 libras)— ha sido enormemente popular por derecho propio. Fue colocado en una mediana del tráfico de Manhattan a raíz de la caída de la bolsa de 1987, como símbolo de la resistencia financiera de los estadounidenses y de su espíritu de que todo es posible.
Pero algunos seguidores de la chica de bronce ya ven al toro de manera muy diferente.
«El toro representa a los hombres y al poder», comentó Cristina Pogorevici, de 18 años, una estudiante de Bucarest, Rumania, que visitó las estatuas la semana pasada. «Así que ella es un mensaje del poder de las mujeres y las cosas que están cambiando ahora en el mundo».
Holli Sargeant, de 20 años, una visitante de Queensland, Australia, cree que la chica de bronce —de 1,2 metros (4 pies) de altura y 113 kilos (250 libras)— «se está enfrentando a algo y la vemos como una imagen poderosa. Ella representa a todas las jóvenes del mundo que quieren marcar la diferencia».
El cambio de la percepción del toro —del héroe nacional al villano de géneros— indignan al escultor italiano que lo creó: Arturo De Modica, que quiere que la niña se vaya.
Un portavoz de la alcaldía de la ciudad de Nueva York, que controla el arte público en la zona, no dijo cuándo se tomaría una decisión. El alcalde Bill de Blasio ha dicho solamente que intentará que se prolongue la presencia de la niña.
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La periodista de The Associated Press Alina Heineke contribuyó para este despacho
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